miércoles, 27 de octubre de 2010

Reconstrucción

A Marga no le gustaba madrugar ni levantarse temprano en sus días libres. Odiaba el sol de las 9 que se colaba por las rendijas de la persiana y la despertaba. Los días que tenía que madrugar para ir a la facultad estaba malhumorada hasta las 11, hora en que terminaba las dos primeras clases. Odiaba los lunes. Se solía enfadar pensando en que siempre quería estar metida en la cama hasta 10, al menos. Así no se podía vivir. Y sabía que madrugar y llevar una vida ‘ordenada’ lo hace todo más fácil pero a ella le resultaba casi imposible despertar a la misma hora cada día y organizar su vida en torno a ello. Amaba el desorden por encima de (casi) todo pero al final de cada mes se tumbaba en la cama a llorar mientras pensaba en por qué ella no podía ser una persona organizada y consecuente con sus actos.

Aceptar que no todo es tan fácil y que no siempre los huesos aguantan el peso.



1 comentario:

Clementine dijo...

Marga es un poco como yo.
Un desastre que no acepta el orden de las cosas.
No sabia que escribias tan bonito
:)