martes, 4 de enero de 2011

Mi gorro gigante de zara de niños, las luces que iluminan muchísimo los días tristes, las mesas enormes llenas de gente, los niños corriendo de un sitio a otro, la nochevieja por primera vez con amigos en vez de en casa de mi abuela, el kharma que te devuelve las patadas en el culo, diciembre que no sabe a fiestas ni a navidad, discutir mil veces por nochevieja  pero al final estar ahí contigo, las primeras horas del 1 de enero. 

1 comentario:

Patricia Nájera dijo...

las mejores cosas de la vida, las peuqeñas. Y esos finales felices inesperados. Claro que sí.