domingo, 10 de julio de 2011

Son las 18:50 de un domingo de julio, estoy en la piscina y de fondo suena el bello verano . Pienso en lo ajetreada que ha sido la semana y que por fin ha terminada todo y además ha terminado bien. Las 17 horas que pasé en Madrid, viaje express como le digo yo, sirvieron para decidir lo que haré a partir de octubre. Mi ordenador sigue sin la tecla de la tilde y en Murcia el calor es tan pegajoso que o bien estoy a remojo cual sirena en la piscina o en la redacción de informativos cual becaria sin vacaciones. De repente son las 21:06, tengo hambre y pienso en lo rápido que pasan las horas de (algunos) domingos. 

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