martes, 20 de diciembre de 2011


No he llegado hasta aquí para decirte que mis manos adoran tu pelo o que las siestas en tu pecho con mi saliva en tu camiseta son las mejores del mundo. Es solo que odio que cada mañana te levantes sin ver el sol y yo nunca este ahí para verte cuando te despiertas con todo el sueño del mundo y los ojos pegados, que el frío sin ti es como una hostia en la cara sin compasión, que el teléfono es lo peor porque no puedo verte la cara y que skype solo mola cuando me llevo el ordenador a la ducha y que cada día pienso en lo jodidamente guay que sería que estuvieras aquí. Me ha dado por ver las fotos del barco en Italia, cuando estábamos en Roma y discutimos y yo salgo enfadada en la Fontana di Trevi y tú te hiciste aquella foto horrible mirando a la cámara con carita de pena. Luego todo fue genial cuando fuimos al café de enfrente y nos pedimos un helado enorme de chocolate. Y ahora a dos días y medio tengo las ganas en los dedos, en los labios y en la nuca y el frío que me hiela la parte baja del ombligo mientras espero a que vengas y me abraces para decirte que no te separes de mí en todo el día. 


Una noche sin ti - Burning 

4 comentarios:

Clementine dijo...

Oh.
Precioso, bonita. Ya no te queda nada para poder abrazarle.

S. dijo...

Que bonita entrada. Te sigo, pasate por mi blog si quieres ;)

Flaviani. dijo...

Venga, que ya no queda nada.

Anónimo dijo...

Carawee