La fricción del agua,
la densidad de los cuerpos,
un algo tocando tus pies,
cien niños jugando en la arena,
tú, la gata en un árbol y yo sujetando la escalera,
Vigo y las puestas de sol,
cinco kilómetros a pie por cuestas, carreteras y senderos,
aviones y trenes que te lleven lejos
ciento veinte días después,
señales inequívocas de la equivocación.
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